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Bases de datos de información positiva: una aspiración a madurar


Los sistemas de información comercial ideales serían aquellos capaces de abarcar la totalidad de los datos que dan cuenta de la conducta crediticia de las contrapartes. A nivel comercial, el acceso a la información de cumplimiento es aún una aspiración sobre la cual es necesario continuar reflexionando.

El mercado de información comercial asume con naturalidad la necesidad de conocer los antecedentes negativos, de las contrapartes, aunque reflejen en forma limitada su comportamiento. Pese a la resistencia al aporte de información que hace posible construir bases de datos positivas o de cumplimiento, son diversos los argumentos que respaldan sus bondades.

La información positiva permite discriminar a los actores que entran en mora ocasionalmente y por circunstancias especiales de aquellos que caen en mora en forma reiterada. En ese marco, un incumplimiento comercial con refinanciación o acuerdo de pago daría cuenta del esfuerzo del deudor por saldar la obligación pendiente, aportando riqueza al análisis de comportamiento crediticio.

Por otro lado, permite salvar el caso de los falsos positivos (ausencia de antecedentes negativos que se acepta como buena conducta comercial sin mayor profundización) y los falsos negativos (presencia de un antecedente negativo que se toma como indicador global de la conducta comercial sin mayor profundización). Uno y otro son casos de decisiones tomadas con información parcial, que podrían moderarse con datos positivos a efectos de la evaluación del riesgo.

La información positiva previene la estigmatización de la empresa considerada incumplidora, evitando que la única protección de las empresas con relación a sus antecedentes negativos sea la limitación de la cantidad de tiempo que éstos pueden estar expuestos en las bases de datos. La información positiva podría permitir una evaluación más completa del comportamiento crediticio, reduciendo el riesgo de la estigmatización. La permanencia de un antecedente negativo conjuntamente con datos de cumplimiento, sería la mejor combinación para una evaluación más realista y justa de la conducta crediticia de la empresa en cuestión.

El microcrédito, es decir las micro, pequeñas y medianas empresas, se vería favorecido con las bases de datos de cumplimiento. Los otorgantes de crédito contarían con información para evaluar el riesgo de conceder pagos a plazo a los segmentos de empresas mencionados. El costo de crédito para la pequeña empresa (tasas de interés, garantías, mejores plazos), y el riesgo de incumplimiento para el otorgante, se reducirían. Se dinamizaría la economía al aumentar la cantidad de tomadores de crédito y los montos de crédito. Sería ésta una situación favorable a la inclusión y a la equidad, que subsanaría la discriminación que afecta a los pequeños empresarios en cuanto a su acceso al crédito.

Las posturas críticas respecto a las bases de datos de información positiva argumentan que los supuestos beneficios de reducción del costo de crédito, no dependen solamente de la disponibilidad de información crediticia, sino también de variables como la usura y la deficiente gestión del riesgo crediticio. Plantean que los sujetos de la información se verían demasiado expuestos en cuanto a sus hábitos de consumo, lo cual sería más favorable para las empresas ávidas de conquistar mercado que para el acceso al crédito de aquellos. Prevenir esta exposición requeriría un estricto seguimiento del principio de finalidad de la colecta de datos, para asegurar que su uso tuviera como único destino la prevención del riesgo de crédito. Al ser éste último un fin superior de interés general, podría justificarse el beneficio de acceder a la información de comportamiento comercial en el caso de los individuos, quienes deberían otorgar el consentimiento válido para el uso de sus datos, lo cual sería de dificultosa instrumentación práctica. Para que el sistema fuera viable las cláusulas deberían presentar un nivel de generalidad tal que no haría posible en la realidad que las personas pudieran tener certeza del destino de uso de su propia información.

Otra crítica a la iniciativa de las bases de información positiva, refiere a que si bien podrían verse beneficiados los actores de buen comportamiento comercial y bajo endeudamiento, podría no suceder lo mismo con aquellos de altos niveles de endeudamiento, que se verían expuestos a la exclusión que se pretende evitar.

En nuestro país está pendiente el análisis profundo de esta temática para sopesar las dificultades y objeciones, conjuntamente con los posibles beneficios, a efectos de subsanar unas y potenciar otros. La información negativa aislada es incompleta. Las empresas micro, pequeñas y medianas ven limitado o encarecido su acceso al crédito por falta de información que, los otorgantes de créditos demandan para poder abaratar su gestión y mejor calibrar sus riesgos. La Central de Riesgos del Banco Central del Uruguay oficia de hecho como base positiva: permite acceder a todos los datos de los créditos otorgados por los agentes financieros regulados por el organismo. Hay aún en el ámbito comercial altas barreras culturales para el aporte de datos de cumplimiento. Las experiencias internacionales dan cuenta de que los avances en la materia no son sencillos y conllevan esfuerzos de largo aliento. Salvando esas circunstancias, continuamos aportando elementos para la reflexión en torno a temas complejos que comportan tiempos de maduración y sensibilización en el mercado.-

 

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